Conociendo el lugar [Hatta]

Aun estaba perdida en el lugar, asi que en vez de quedarme en ese bosque en donde habia estado hace poco y había conocido a Taiga, seguí caminando hacia donde mi instinto me dijera que fuera y así había llegado a la playa.

Al sentir el calor del sol me hizo sonreir y creer que esta pesadilla acabaría pronto, me recosté en la arena y disfruté un poco de ello. Pensaba en meterme al agua pero no queria mojar la ropa que traía ya que, aunque fuese un sueño no me gustaba ensuciarla.

Era hora del té, claro que lo era. Siempre lo era. Por supuesto que no me molestaba, ¿quien no desearía estar atrapado en su momento favorito del día por siempre? A mí no me molestaba. Aunque a veces, la mesa parecía bastante conocida, era esa la razón por la que adoraba sentarme ahí la mayoría del tiempo, y al mismo tiempo lo que terminaba por hacerme buscar otro lugar. Me gustaba la seguridad de los lugares conocidos y me desesperaba saber que podría estar perdiéndome de algo mejor en algún otro lugar. Tomé el mantel de la mesa y la tetera y solo con esos objetos me dispuse a dejar mi santuario tan familiar. Mis pasos me llevaron hasta la playa, me parecía tan desconocido ese lugar que resultó perfecto para ese día. Extendí el mantel sobre la arena y me serví una taza de té, era bastante tranquilo ese lugar, demasiado pacífico y silencioso, era un poco aterrador encontrarme a solas con solo el sonido de mis pensamientos y el vaivén de las olas. Durante varios minutos me concentré solo en el agua mientras daba sorbos a la taza.

Pronto un sonido suave cercano me hizo apartar la mirada y enfocarme en el origen del sonido. Miré sobre mi hombro y vi a una chica de cabellos rubios. No parecía una flor, ni parte de la corte de la reina. La miré con curiosidad, puede que nunca haya estado antes en ese lugar, pero eso no evitó que no me percatara de que la chica no era de por ahí. Incluso lo que traía puesto era curioso, o al menos diferente a lo que Wonderland estaba acostumbrado. Me limité a mirarla desde donde estaba y dio otro sorbo a la taza de té sin perder detalle de lo que hacía.