EN LA FIESTA DEL TÉ (AVERY-HAIGHA)

Podía sentir la firme y refrescante tierra sobre mi tallo y mis raíces. Era fabuloso estar ahí y poder tomar todo lo que ella me daba, aparte de estar en la sombra, las hojas de un gran sauce me tapan los rayos del sol que tanto daño podían hacerme y las telarañas me brindaban la luz necesaria. Escucha a lo lejos a los narcisos, seguro criticaban a otras flores, las margaritas dormían profundamente frente a mí y la hermosa rosa roja cantaba en compañía de los tulipanes. La oruga perro me ladró para llamar mi atención, la miré sonriendo y estire una de mis pequeñas ramas para que subiera. Todo era perfecto en el jardín hasta que una enorme pala con susto presente en sus ojos llegó arruinandolo todo, el bello cantó de los tulipanes se convirtieron en gritos de terror, me estiré un poco para ver a través de los arbustos y la grave voz del sauce me hizo mirar hacia arriba.

-Se han llevado a Ginger...

Dijo con esa voz ronca y cansada de tantos años, miré a la oruga que no paraba de ladrar a los ladrones de rosas y emití un pequeño grito justo al tiempo en que todo a mi alrededor se hundía, toda la tierra se iba hacía abajo, escuchaba los gritos de mis hermanas y veía sangre, sangre inundando lo que ahora era un hoyo en lugar de un valle...que estaba pasando? me sumí en la oscuridad al igual que la tierra, luche por salir y lo logré pero ya no era una bella rosa blanca, no...volaba cuál hada, estaba asustada, no sabía volar...me sentía tan...libre? eso era malo, quería la seguridad de la tierra, miré hacía abajo, wonderland ya no existía, todo era un gran charco de sangre con algunos montes, observe con detalle y fue entonces cuando me di cuenta que no eran montes, eran cabezas, cabezas de cabellos rubios. Alices.

Me desperté con la respiración agitada y mis ojos llorosos, levanté mis manos confirmando que aún eran manos y no hojas, las lagrimas rodaron por mis tersas mejillas pareciendo el roció de la mañana sobre un pétalo de rosa blanca. Está forma era horrible, quería que todo volviera a la normalidad. Sentí la mirada de alguien y por inercia me tapé con mis manos encogiéndome, era normal, la primera vez que había despertado así, hace días, fue la primera vez que me hice humana y estaba desnuda provocando las risas de Los pensamientos, pero esta vez pude sentir como suave seda cubría mi cuerpo, miré de reojo y así era, era un lindo vestido hecho de seda de gusano, musgo y ramas, era lindo. Miré con timidez hacia donde sentía la mirada y cuando me di cuenta de quien se trataba un tono rosa se coloreó sobre mis mejillas.

-H-Hola...

Hable suave y con una leve sonrisa. Él era lo único por lo que me gustaban estos días, poder estar con él era como estar con la suave y firme tierra, me sentía segura a pesar de los tiempos devastadores que vivíamos. La liebre de marzo era mi mayor felicidad y por lo que me gustaba despertar cada día para sentir los rayos del sol y uno de sus besos que me renovaban con cada amanecer.

Su beso era el causante de que mi pesadilla hubiera acabado, aun que no cambiaba mucho pues el mundo "real" era un peor, le sonreí con dulzura al incorporarme, bostezando solo un poco y tapándome la boca con la mano por educación. El olor a rosa estaba por todo el lugar, a pesar de que perdí mi condición de bella flor, la fragancia se había quedado casi impregnada a mí, como parte de mi ser.

-He tenido un mal sueño y no me ha dejado descansar muuuuy biieeen

Fui interrumpida por una bostezo el cuál inmediatamente tape con la mano, le miré sonrojada y apenada por mis bostezos irrespetuosos, talle ligeramente mis ojos y luego me le eche al cuello a Haigha, dándole un cálido abrazo por la mañana y un pequeño beso en la nariz.

-Y que tenemos hoy para desayunar?

Pregunté con una alegre sonrisa en los labios y viéndolo a los ojos, con ese brillo que solo una mujer enamorada tendría.